Aunque Perú sigue apostando por la presencialidad, el modelo híbrido comienza a ganar terreno en empresas medianas y grandes.
En un contexto regional marcado por la transformación laboral, Perú se posiciona como un país de transición: aún con fuerte arraigo a la presencialidad, pero con señales claras de apertura hacia esquemas híbridos.
Según el estudio de MyDNA, basado en 700 muestras actualizadas a octubre de 2025, el país mantiene el segundo mayor índice de trabajo 100% presencial en Latinoamérica (60%), solo superado por Argentina.
Radiografía del modelo laboral peruano
¿Qué significa esto para el talento peruano?
La evolución del modelo híbrido en Perú plantea desafíos y oportunidades. Por un lado, la alta presencialidad refleja estructuras organizacionales tradicionales y una cultura laboral que aún valora el contacto físico.
Por otro, el crecimiento del híbrido —especialmente en empresas grandes— sugiere una transición hacia modelos más centrados en resultados, autonomía y bienestar.
Para los profesionales, esto implica estar preparados para entornos mixtos, donde la adaptabilidad y el dominio de herramientas digitales serán claves.
Para las empresas, el reto está en diseñar esquemas que equilibren productividad, colaboración y calidad de vida, sin perder competitividad frente a mercados más flexibles como Chile o Brasil.
¿Qué sigue?
El estudio concluye que la discusión ya no gira en torno a si el modelo híbrido se consolidará, sino en cómo se implementará según la madurez organizacional y el sector.
En Perú, este diseño aún está en construcción, pero los datos muestran que el cambio ya comenzó.
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